jueves, 27 de octubre de 2016

"El Crimen que un Perro Delato"

(Sucedió en Huamantla, en la calle Galeana y templo del Dulce Nombre)

Cuentan que en las postrimerías del siglo XIX, en la calle Galeana, entre las calles Juárez e Iturbide, vivía una hermosa muchacha llamada Florinda, quien apenas frisaba los dieciocho años.

Esta bella mujer que era de mediana posición económica, mantenía relaciones amorosas con un joven comerciante llamado Antonio, quien por el lado social y económico era considerado al mismo nivel de las circunstancias de su prometida.

Pero no faltaba quien turbara esta codiciada armonía existente entra ambos amantes; pues a más haber otro joven acaudalado de nombre Francisco, quien igualmente cortejaba a Florinda, los padres de este que eran unos ricos hacendados, movían todas sus influencias con los padres de la muchacha para que a esta la convencieran de que llegara a querer a su hijo para unirlos con los lazos del santo matrimonio.

Los padres de Florinda constantemente dialogaban con su hija, tratando de animarla haciéndole ver la conveniencia de acceder a las pretensiones de su segundo enamorado; pero ella, con un capricho decidido oía los consejos y amonestaciones de sus padres con total indiferencia, hasta llegar al fastidio y al aburrimiento.

El desprecio rotundo de Florinda para Francisco- el segundo de sus enamorados- hundía a este en la más horrible desesperación, ya que su buen aspecto y su  buena posición económica no lograban influir en le animo de la muchacha.

En una noche oscura,  Antoni llegaba del campo a la ciudad, acompañado como siempre de un perro "pastor alemán" que siempre había sido su amigo y compañero fiel desde que este animal era muy chico, y que desde entonces demostró ser un animal muy inteligente.

Cuando Antonio y su perro se aproximaban a su casa ubicada en la calle primeramente mencionada, se encontraron con que allí cerca llegaba un individuo no identificado en la negrura de la noche, quien soltando de pronto el caballo que llevaba jalando, se  abalanzó sorpresivamente sobre el primero, y tras de atacarlo sin darle tiempo a defenderse, abatido por varias puñaladas cayó por tierra agonizante, pronunciando únicamente el nombre de su idolatrada Florinda. El perro fiel, con tristes aullidos se acercaba a su amo mirando como expiraba, y como tratando de restañar con sus lamidos, las heridas mortales del agonizante.

Antonio expiró; y ante el dolor de Florinda esa noche y la siguiente fue velado, y al tercer día fue sepultado en el atrio del Templo del Dulce Nombre. Aunque fueron muy hábiles las pesquisas desarrolladas por los familiares del finado y por parte de las autoridades, los móviles del crimen así como el autor del mismo quedaban hundidos en el más inexplorable misterio; y aun cuando surgía alguna sospecha no había nada que pudiera dar solución a esa hipótesis.

Desde aquel día del sepelio de Antonio, el perro fiel adoptó la costumbre de pasar todo el día colocado sobre la  tumba de su amo, y por las noches cuando cerraban la entrada que daba acceso a ese lugar, entonces pasaba algunas horas de la noche en el lugar en que se registró el crimen.

Este triste suceso ya empezaba a toar parte en el olvido; pero una noche de luna, en que estaba aquel perro colocado en el lugar de la tragedia, inesperadamente pasó por allí un apuesto jinete montando un brioso caballo.

El perro después de husmear brevemente, y sin que aquel jinete lo previera, se abalanzó como fiera sobre este, y tras de un enorme salto cayó sobre él derribándolo de su caballo. Después de caído, el perro hecho una furia atacó a su víctima dándole en el cuello, fuertes, muchas y prolongadas mordidas hasta dejarlo bien muerto.

La ronda nocturna no tardó en dar con este macabro hallazgo, y sin ninguna dificultad identificaron el cadáver con la persona de Francisco, quien había odiado a Antonio por tener este la ventura de ser amando por Florinda. 

Este último suceso vino a esclarecer aquel caso enigmático sacando por conclusión quien había sido el asesino de aquel llorado Antonio; y mientras el perro seguía vigilando fielmente la tumba de su amo, la gente comentaba: ¡Quien había de creer que un perro había de delatar y vengar el crimen cometido en la persona de su amo!

"La Fuente de la Llorona"

La Fuente de la Llorona, ubicada actualmente en la esquina que conforman las calles Zaragoza Poniente y Guerrero Sur en el centro de la Ciudad; Una historia de misterio y terror entorno a una bella mujer que hasta la fecha sigue apareciéndose a media noche sentada en la fuente esperando a que algún hombre caiga en sus manos.

En la esquina que forman las calles de Guerrero sur y Zaragoza, se ubicaba una casona que era propiedad del juez Merino (Actualmente Notaria de Carlos Ixtlapale) y que por eso se le conocía como “Los altos de Merino”, cuenta la leyenda que este personaje llegó a Huamantla junto con su esposa y tres hijos varones en 1880.

Se dice que era una propiedad muy grande y que la esposa del juez comenzaba a escuchar por las noches los alaridos de “La Llorona” y eran tan frecuentes que la señora se enfermó y falleció a consecuencia de ese fenómeno.

Entonces el Notario y juez Merino se quedó viudo con sus tres hijos varones, ellos desde lo alto de su casa todas las noches veían sentada una dama en los arcos de la fuente, que son tres.

La mujer era muy hermosa, de tal forma que uno de los hijos gustaba de sentarse en el primer arco, para cortejar a la dama, luego se encaminaban para dar vuelta en la calle Josefa Ortíz de Domínguez.

Sin embargo en el plano original de Huamantla de 1890, esa calle se llamaba la calle de la “Llorona”, porque ahí daba la vuelta y desde ahí se escuchaban los alaridos, hasta llegar a la iglesia de El Calvario.

Dicen que era testigo de que la mujer atravesaba la reja y desaparecía en el patio, al poco tiempo enfermó de tifo y nunca se pudo recuperar y murió, algo parecido le paso a uno de sus hermanos, pero él se sentaba en el arco de en medio, y la historia se volvió a repetir con los trágicos resultados. 

El tercero corrió igual suerte, ya la dama era cortejada en el tercer arco, de tal forma que los tres hijos se murieron a causa de que se enamoraban de dicha mujer y esto ocurre en 1888, el notario y juez merino era muy estimado y esto que pasó lo recuerda la gente de Huamantla. Algunas personas en la actualidad cuentan que aun observan como una mujer vestida de blanco se sienta en la fuente por las noches a esperar a que algún hombre caiga en sus garras. 

"El Hombre que Vendió su Alma al Diablo"

Sucedió en la antes nombrada calle de Iturbide y en la plazuela del mismo nombre (Hoy Calle Reforma Norte y Plazuela del Dulce Nombre).

Cuenta la Leyenda que a mediados del siglo pasado vivía con su mujer un humilde zapatero en una pobre choza ubicada en lo que hoy es la calle de Reforma Nte (antes Iturbide) de esta ciudad de Huamantla. Motivo en la extremada pobreza en que vivía este matrimonio, constantemente la mujer desesperada reprochaba a su marido: “si nuestra miseria se prolonga, va a resultar que nos vamos a “pelar de hambre” –El pobre zapatero, peor se desesperaba al escuchar estos continuos reproches, y después blasfemaba enfurecido: ¡maldita suerte! Yo me rajo el cuero trabajando día y noche y no puedo salir avante; te juro que si el diablo me diera dinero, al diablo mismo yo le vendería mi alma.

Decían las personas que Ramón (así se llamaba aquel zapatero) un día empezó a salir de noche a lugares ignorados en donde se aseguraba que hablaba con satanás. Días después montaba un buen caballo en el que hacia sus incursiones nocturnas y regresaba, según la versión popular, con algunas bolsas repletas de dinero.

De aquellos días en adelante la vida de aquel matrimonio cambio notablemente; de parte de la mujer pararon los reproches y del hombre la desesperación; vestían y comían mejor, el hombre trabajaba menos y se emborrachaba más. Pero… todo tiene su límite. Un día Ramón cayo en cama delicadamente enfermo, y pronto murió. Su mujer le compro elegante ataúd y mando hacer una buena comida para agasajar a los acompañantes que lógicamente le acompañarían en el sepelio.

Salió el cortejo fúnebre con dirección al templo del dulce nombre en cuyo cementerio anexo seria sepultado el zapatero, e iban entrando a la plazuela que hay frente a este templo cuando súbitamente por todos fue escuchando a cierta distancia un estruendoso ruido producido por un torbellino que arrancaba ramas a los árboles y techos a algunas casas. Momentos después cruzo aquel fenómeno sobre aquel numeroso conjunto que acompañaba al finado a su última morada. El fuerte impacto que ese remolino produjo sobre los cuatro cargadores del cadáver, hizo que estos se tambalearan desconcertados teniendo que suspender los cánticos fúnebres que todos entonaban en coro.

Algunos de los que oportunamente cerraron los ojos para protegerse de los efectos del polvo y del duro viento, al mirar hacia el curso que llevaba aquel torbellino, pudieron notar en las alturas una extraña silueta que remolineando se semejaba la figura de un ser humano, creyendo que aquello sería una ropa varonil que había sido arrancada de algún tendedero. Después de haberse repuesto un poco del escalofriante impacto del viento que los lleno de terror, los cargadores, por alguna circunstancias tuvieron la necesidad de descansar el cadáver en aquella plazuela, habiendo notado como verdadera sorpresa que el peso de este había disminuido considerablemente.

La viuda y algunos familiares del muerto procedieron a abrir aquel ataúd para despedirse del ser querido contemplándolo por última vez. Pero… ¡Qué sorpresa! Ante el asombro de todos los presentes se dieron cuenta de que el cadáver había desaparecido, y que solo había en el interior de la caja mortuoria algunas talegas al parecer con monedas de oro, de donde salía un repugnante aroma. 

Todos los integrantes de aquel cortejo abandonaron el ataúd y a gran prisa se alejaron horrorizados unidos en sus meditaciones y conjeturas. Algunos comentaron el caso en voz baja, otros exploraban con la mirada sobre el cielo, el curso que había seguido el torbellino… y una mujer que se alejaba meditabunda, a la vez que reflejando en su rostro el asombro, santiguándose exclamaba: ¡se lo arrastro el diablo en cuerpo y alma!

MITOS Y LEYENDAS




Los mitos y leyendas forman parte de la cultura y costumbre de los pueblos estas dos acepciones son diferentes .El mito y la leyenda son relatos que se divulgan en forma oral, de una generación a otra. Son narraciones que nacen espontáneamente como una expresión colectiva de una raza o pueblo, debido a una necesidad de crear una imagen del mundo y una necesidad de manifestar una fe.

del mundo y una necesidad de manifestar una fe.
Mito
Una narración real o irreal, sin tiempo y espacio. A través de el se explican los hechos perdidos del origen y de la creación, el hombre se explica a sí mismo, donde el hombre busca significados a los misterios de su origen, evolución, permanencia,etc.
Tipos de mitos
De acuerdo a las investigaciones existen mitos de tipos:
Mitos cosmogónicos: Explicar el origen del mundo.
Mitos teogónicos: Narran el origen de los dioses.
Mitos antropológicos: Explican la génesis y el origen del ser humano.
Mitos etiológicos: Generaron los demás seres y las cosas del planeta.
Mitos morales: explican la presencia del bien y del mal.
Mitos fundacionales: Narran cómo se fundaron las ciudades ya sea por voluntad divina o de los hombres.
Mitos escatológicos: explican el inicio y el fin del mundo y de las ciudades.
Leyenda
Son creaciones breves y sencillas.Los personajes, no exagerados, son históricos. Posee cierta parte de ficción y fantasía. Forma parte de la biografía nacional, se atesora su identidad y destino. Recrea hechos cotidianos que nos acercan e identifican  dado a su sabor costumbrista.
Tipos de Leyenda

1.Leyendas etiológicas (aclaran el origen de los elementos inherentes a la naturaleza, como los ríos, lagos y montañas) y escatológicas (acerca de las creencias y doctrinas referentes a la vida de ultratumba).
2.Leyendas históricas y leyendas histórico culturales.
3.Seres y fuerzas sobrenaturales. Leyendas míticas
4.Leyendas religiosas.
Algunas leyendas pueden ser clasificadas en más de un grupo, ya que por su temática abordan más de un tema.